viernes, 11 de junio de 2010

LAS AMIGAS DE V.S.

Hacía tiempo que no estábamos las tres juntas.
Nos conocimos en el colegio, con catorce años ( ellas quince) y no diré que fuimos inseparables ( creo que vivieron cosas de las que a mí me dejaron al margen) pero casi.
Luego, una se fue a estudiar fuera,con los años regresó pero entonces yo marché a trabajar, y ahora que volví hace mucho que cada una tiene su vida.
Quizá la amistad tenga varios grados, pero si un amigo es quien te llama para ver cómo te va antes de que tú puedas necesitarle, entonces este trío hace mucho que no somos amigas.
Estoy siendo injusta: durante mis años fuera, me crecieron en los ojos un par de vigas considerables...
En vacaciones, tomar sidra juntas era algo que, al menos yo, ajustaba al tiempo del que dispusiera después de organizar " lo importante".
Esta cena inaugural iba a ser una simple toma de posesión de una casa en la que llevo instalada dos meses escasos, y en la que viví la mayor parte de mis primero siete años.
Por eso me prestó que el futuro santo de una estuvier a piñón fijo con las oposiciones, que el marido de la otra necesitara descanso después de una media maratón, y que la misma me llamara toda ofendida cuando le pregunté qué le preparaba a la peque para decirme "oye, para una vez que salimos, la cría que se quede con mi madre Y PUNTO".
Me prestó oirlas reir y charlar en la salita, por el piso,mientras yo ultimaba los detalles, y ofrecerse de vez en cuando a ayudarme al ritmo de " la coca-cola, si quieres, para ti; vete abriendo otra de Marqués de Vizhoja".
No creo que la calidez de esa noche, auténtica como el cariño que aún existe entre nosotras, nos encaje de nuevo a las tres en la rutina de cada una.
Pero en ningún momento tiramos de anécdotas mil veces repetidas.
Y,en cierto modo,entre platos, vinito y chupitazos, nos redescubrimos.

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