viernes, 7 de mayo de 2010

SEÑALES II



Durante algunas semanas permaneció tumbada, con muchas menos ramas de las que le recordaba aún pegadas y una de las raíces prendida en la tierra.
Cuando el tiempo aflojó, mi padre serró las ramas para leña con la que asar corderos, y una parte del tronco que, esperemos, habrá de convertirse en banco.



La leña está secando a buen recaudo.
El futuro banco permanece la intemperie, junto con otros fragmentos de menor tamaño.
El primero, la verdad, me parece demasiado pequeño para producir un banco.
En los segundos,veo posibles mesitas rústicas, soportes para macetero ( en incluso maceteros), portavelas y faroles, pero sospecho que la podredumbre no afecta solo a la corteza y las primeras capas de madera.



Aún no me acostumbro a que su ausencia deje correr el sol por casi toda la antojana; a abarcar con la mirada hasta el otro lado de la colina, donde cierta casa-museo eliminó también la línea de árboles que delimitaba propiedades y establecía sombras.



El vértigo premonitorio le echó un pulso a mi abuela, que cumplió 83, y se lo ganó en 24 horas( entre el 18 y el 19 de marzo de 2009).
Durante su velatorio, en el tanatorio, recibí la llamada que me llevaría, previa entrevista, al puesto de trabajo que desempeño ahora y me renace las raíces aquí.
El 27 de marzo pasado mi prima daba a luz al que hubiera sido su primer biznieto.



Cuando pensaba que acabaría corriendo la misma suerte que la leña, se trajo maquinaria con la que devolver tocón y raíces a su sitio.
La mobilette sobre la que la tumbó el vendaval aún servirá para adornar alguna jardinera en la huerta.
La hierba no ha dejado rastro del cráter a los pies del tocón.
Y este, como se ve a la derecha, está retoñando.

2 comentarios:

Marcela dijo...

y la vida tiene una fuerza increíble y sigue y las nuevas generaciones, de seres humanos y de ramas, seguirán con fuerza.

Vane. dijo...

Sí, Marcela, y a contagiarse de esa fuerza!.